1.- Hace unos días, comentando estas cosas con una matemática, me decía que era más sencilla la solución de la ecuación de la catenaria (pensando en las líneas de alta tensión) que entender el recibo de la luz. Le respondí: tienes razón, pero vamos aplicar el sentido común aderezado con unos toques de política a ver si damos un poco de luz a este asunto.
Últimamente el Gobierno, a través de su Ministro del ramo nos está machacando con el precio de la luz. Nos ponen nerviosos con los vaivenes de los costes diarios del Megavatio/hora (Mw/h); con el tiempo del mes de enero, sin lluvia y sin viento; con el parón nuclear de Francia; o con el precio del petróleo o del gas. En definitiva está queriendo justificar un posible incremento de la luz en 2017. A no ser que la Naturaleza aminore tal zozobra.
He mirado mi última factura eléctrica y he visto en su anexo lo que representan las cuatro partes fundamentales (una forma de describirla) en mi desembolso bimensual:
Coste de producción….. | 31% |
Coste de distribución…. | 18% |
Otras cargas políticas… | 30% |
Impuestos……………….. | 21% |
Como habéis podido comprobar, a finales del pasado mes, el Ministro solamente ha comentado las variaciones del “mix” de las fuentes de energía utilizadas en enero de 2017 respecto de las utilizadas en enero de 2016. Es decir, ha explicado una parte de la factura: el 31% del total.
Pero no ha hecho ningún comentario a los costes del Megavatio/hora (Mw/h) de cada una de esas fuentes que componen el famoso “mix”.
2.- Un 18% de esa factura es el coste de transportar esa energía a una casa, a una urbanización alejada, a una granja o a una empresa. Lo cierto es que el coste de llevar la electricidad a una casa de Madrid, a una de Cuenca, a una de Baleares, a una de Canarias, a una de Ceuta o a una de Melilla no es igual.
¿Por qué no nos desglosan ese coste por sistemas eléctricos (peninsular, balear o canario), por provincias o por consumidores, cuando las compañías eléctricas tienen instalados millones de contadores inteligentes que se lo pueden calcular?
Puede ser que distribuyan ese coste entre todos los consumidores, como método de camuflar las subvenciones a los sistemas eléctricos de Baleares y Canarias, y al suministro de electricidad a Ceuta y Melilla.
Puede ser que estén discriminando el transporte realizado a los consumidores industriales en perjuicio del realizado a los particulares.
3.- Un 30% de la factura, esconde una panoplia de políticas económicas de diverso pelaje:
- Sobrecoste de fomentar las energías renovables,
- coste de la disponibilidad, esas centrales que están ahí esperando a ser utilizadas en caso de urgencia,
- compensación de los sistemas eléctricos de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla,
- amortización del déficit de tarifa acumulado por producir por debajo del coste de producción,
- soportar el coste del suministro de electricidad a ciertas familias (bono social),
- otros incentivos de fomento a la industria,
- la moratoria nuclear, Gracias a Dios se acabó en 2015,
- etc.
4.- Un 21% de la factura se dedica a recaudar los impuestos que cargan sobre el total de la factura, incluidas las cargas políticas. Pero estos impuestos tienen su peculiar gestión.
Por un lado está el Impuesto sobre la electricidad (algo más del 5%), cuya recaudación, el 100%, se destina a la financiación de las Comunidades Autónomas. Pero también sirve de justificación de las subvenciones al carbón nacional ante la Unión Europea.
Por el otro lado está el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) que se liquida sobre toda la factura, incluido el montante del Impuesto sobre la electricidad. El 50% de la recaudación de este impuesto se destina a la financiación de las Comunidades Autónomas.
Cabe preguntarse: ¿Por qué se grava el consumo de electricidad al 21% cuando el abastecimiento de agua se grava al 10%? Estas son las pequeñas cosas que diferencian una política económica de otra.
5.- Todo ello tiene una explicación: es una disyuntiva política y un apéndice.
- Unos piensan que todas esas cargas del recibo, que no son propiamente costes de la energía, deberían ser partidas específicas en los presupuestos del Estado o de otras Administraciones Públicas en su caso y por tanto todos los ciudadanos las deberían soportar a través de un impuesto específico o de los impuestos en general.
- Otros piensan que estos costes extraños al sistema energético deben seguir recogiéndose en la factura eléctrica, a modo de tributos parafiscales y ser pagados por los usuarios de la energía eléctrica; de esta forma no se computarían como mayor Gasto Público ni como mayor Presión Fiscal en su caso.
- Apéndice: algunos piensan que ni siquiera deben aparecer en los Presupuestos Públicos por si pudiesen incidir en el cálculo del déficit público de las Administraciones Públicas, en el caso de que se decida no aumentar los impuestos o aumentarlos un poco por motivos políticos. No debemos olvidar que la Unión Europea vigila.
6.- El coste del Megavatio/hora
El profesor Roberto Centeno (oíd el popcast de “La economía que se fue – 24/01/17” en La web Oficial de Cesar Vidal), a pesar de sus conclusiones radicales, ha dicho que:
- la energía hidráulica cuesta 5 euros el Mw/h,
- la energía nuclear cuesta 15 euros el Mw/h,
- la energía del carbón cuesta 30 euros el Mw/h,
- la energía de los ciclos combinados de gas cuesta (al precio actual del gas) 39 euros el Mw/h.
Según dicho profesor la media de estas 4 fuentes, que representan el 61,4% del total del «mix eléctrico», estaría en el orden de los 26 ó 27 euros por MW/h.
A reglón seguido Roberto Centeno comenta que la energía eólica está costando 90 euros el Mw/h y la energía solar fotovoltaica 450 euros Mw/h en España.
¿Cómo es posible la existencia de esos precios, se pregunta, si algunas Centrales solares fotovoltaicas de México están produciendo a 36 euros Mw/h y en Marruecos a 30 euros Mw/h?
¿Cómo es posible tal coste exista, se sigue preguntando, si la combinación de placas fotovoltaicas y acumuladores Tesla están costando 40-45 euros Mw/h? (Ved 1º comentario).
Los dirigentes de este país no están haciendo bien sus deberes, no saben que en estos campos las tecnologías avanzan a velocidades que ni ellos mismos comprenden. No han hecho ningún análisis dispruptivo.
ANEXOS: Para que veáis y reflexionéis sobre el «mix eléctrico» en nuestro país: saltos de agua, desintegración de átomos, carbón, huertos solares, molinillos y ……. algunos cerca de la vela de cera o del candil de aceite.
Este artículo tenía la finalidad de demostrar que el total del recibo de la luz es la consecuencia de una forma de parafiscalidad del Estado español y que por tanto el coste de la generación de la energía eléctrica era una parte menor de él, convienen aclarar que:
1.- Después de escribir este artículo, el profesor Roberto Centeno ha publicado un artículo en el diario digital «El Confidencial» sobre este tema http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2017-02-06/electricidad-robo-historia-industrial-espana_1326968/.
2.- Los datos fundamentales comentados en el punto 6 de este artículo no solo no cambian sino que se reafirman.
3.- Merece la pena leerlo, pues este hombre ha vivido y ha sido protagonista de esa parte de la historia donde se gestó la tragedia que padecemos ahora.
Antonio Rivelles me comento por Whatsap:
Efectivamente, el recibo de la luz se puede desglosar, como haces, en esos 4 grandes epígrafes (producción, distribución, cargas políticas e impuestos) que haces. Sin embargo, para el españolito de a pie es un sudoku.
La «explicación» del ministro ha sido palmariamente insuficiente por las razones que señalas.
No obstante, ciñéndonos al coste de producción, éste sólo se puede reducir con inversiones (y desinversiones) en los diferentes modos de generación.
La hidráulica es la más barata, pero está condicionada a la pluviometría, por lo que su garantía no es la mejor, y además ya están prácticamente ocupados todos los buenos emplazamientos y los que quedan tienen una rentabilidad marginal menor; sin embargo, se pueden y deben ejecutar proyectos de centrales hidroeléctricas reversibles (tipo Cortes-La Muela) que permitan absorber los excedentes de producción en horas valle.
Hay que replantearse el demencial parón nuclear. Lo más fácil, barato y eficiente sería empezar por utilizar los emplazamientos de las centrales nucleares cerradas (Zorita y Garoña) para sustituir sus antiguos y pequeños reactores por sendos grupos dobles de reactores de agua a presión de última generación, esa sencilla operación aumentaría mucho la participación de la limpia, fiable y barata nuclear en el mix. Hay que desmontar ordenadamente la ruinosa minería del carbón y gradualmente las CT de carbón.
En renovables (especialmente solar) hay que reducir/eliminar las subvenciones y dejar que sea el mercado quien decida los proyectos viables.
La distribución a los territorios extra peninsulares creo que se hace desde centrales ubicadas en ellos, por lo que no veo que haya grandes diferencias. No obstante, el suministro eléctrico es un servicio básico y debe tener un precio muy parecido en todo el territorio nacional.
Hay que eliminar la parafiscalidad de la factura eléctrica y las AAPP se deben financiar con impuestos muy claros (IRPF, IS, IVA), de forma que tengan que asumir el coste político de los mismos o reducir su tamaño (el de las AAPP y el del impuesto). Se debe prohibir la presencia de ex políticos en los consejos de administración de las eléctricas.
Y, finalmente, lo más importante: dile a la matemática con la que hablaste que la solución de la ecuación de la catenaria es muy sencilla, es una simple función de coseno hiperbólico, y se usa en varios campos de la Ingeniería.
Maite Alonso me comentó por Whatsapp:
Se me plantean dos deducciones a lo que está ocurriendo: O los responsables de todo este galimatías son unos ceporros que no saben ni sumar o que nos están engañando de forma escandalosa con el objetivo de obtener unos fabulosos beneficios.
Clara Macías me comentó por Whatsapp:
Nos toman el pelo como quieren. Les interesa que no nos enteremos para hacer lo que quieren. Nadie gestiona este tema con claridad para no meterse en problemas. Vamos en esto más que mal y se nos escapa al ser tan poco claro para la opinión pública.