Esta reflexión viene a cuento de todo lo que están difundiendo los altavoces oficiales a cerca de la lejanía de nuestro país de ese nivel idílico de presión fiscal europeo, ese listón imaginario que ellos consideran el “paradigma de la justica fiscal”.
La presión fiscal no es más que un porcentaje entre el total de tributos (T) y el Producto Interior Bruto (PIB). Es el montante de ingresos coactivos que reciben las diversas Administraciones Públicas (AAPP) de los ciudadanos y de las empresas para financiar sus programas de Gastos. Es una magnitud macroeconómica, a nivel nacional (o de otro agregado similar). En España la presión fiscal en el año 2019 ha sido el 35,2%[1].
“La presión fiscal… nos está indicando el nivel de imposición de una manera un tanto imperfecta sin tener en cuenta el diseño tributario ni la distribución de esa carga fiscal en los contribuyentes”[2].
El esfuerzo fiscal es el conjunto de impuestos, cotizaciones, tasas y precios públicos que el ciudadano soporta en el transcurso diario de su vida normal; y además todas esas cargas parafiscales que los políticos adhieren a los recibos de la luz[3], del gas, del agua o de otros servicios, para camuflar algún tipo de tributo a los ciudadanos.
Este esfuerzo fiscal hace referencia al peso que representa la fiscalidad en la renta percibida por cada uno de los ciudadanos. Es la aportación individual a las necesidades financieras de esas AAPP. Por tanto es muy variable, ya que unos ciudadanos soportan más cargas que otros.
No olvidemos que hay muchos ciudadanos que apenas contribuyen (rentistas privilegiados, los que habitan en la economía sumergida, los que huyen de los infiernos fiscales, los parados, las empresas con pérdidas, etc.).
«Una misma presión fiscal puede exigir sacrificios fiscales muy distintos. Por ejemplo, si se aplicase la presión fiscal de Dinamarca (45,4%) a España, el esfuerzo fiscal exigido a los españoles sería mucho más elevado: los daneses tienen una renta per cápita de 51.600 euros anuales mientras que la renta per cápita española es menos de la mitad (24.000 euros). Es decir, presión fiscal y esfuerzo fiscal son dos conceptos diferentes. Por eso, si las desigualdades económicas entre países preocupan, el índice de presión fiscal como indicador impositivo es muy deficiente”[4].
El esfuerzo fiscal afecta de una manera directa al bolsillo de cada persona, cada familia o cada grupo social específico.
La Fundación Civismo, en su estudio anual sobre este tema, utiliza grupos de edad (16-29, 30-44, 45-64, >65) para observar el impacto fiscal.
Disecciona la fiscalidad en tres partes:
- la cuña fiscal: el bloque principal de ingresos fiscales (el Impuesto de la Renta y las Cotizaciones sociales).
- El impacto del IVA por tipos, de los Impuestos Especiales (Alcohol, Tabaco, Hidrocarburos y electricidad), de los impuestos autonómicos y de los impuestos municipales.
- El día de la Liberación Fiscal.
Además aporta un análisis de la “carga fiscal” relacionando los impuestos pagados con los servicios recibidos de las Administraciones Públicas.
Según el actual informe de esta Fundación, “Día de la Liberación Fiscal en 2020”, el contribuyente medio empleó 178 días al año para cumplir sus obligaciones con Hacienda, es decir, se liberó el día 26 de junio. Como dice dicho informe en el punto 1.7, “el Día de la Liberación Fiscal consiste en expresar la cantidad total de impuestos que paga un contribuyente en España, traducida en el número de días que necesita para generar una renta suficiente con la que hacer frente a todas sus obligaciones tributarias”.
[1] Según los Informes de la Intervención de la Administración General del Estado, IGAE)
[2] El Blog Salmón: “¿Más impuestos? El esfuerzo fiscal de los españoles es desmedido”
[3] Es muy ilustrativo el desglose que adjunta una empresa de electricidad para la comprensión de una factura de la luz por 134,89 euros:
- 51,57 costes de producción de la electricidad,
- 21,36 costes de transporte y distribución,
- 1,62 otros costes,
- 28,75 impuestos aplicados,
- 31,60 cargas asociadas al recibo:
- 20,88 incentivos a energías renovables, cogeneración y residuos,
- 10,72 otros costes regulados (incluida la anualidad del déficit).
[4]FuncasBlog => Coyuntura: “La insoportable levedad del índice de presión fiscal’ por Felix Sanz Sanz y Desiderio Romero Jordán. Citado por el Blog Salmon, de la Nota 1.
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